Panorama Político de Tucumán
Precarización laboral

Tucumán: una campana que retumba en Casa de Gobierno

Los médicos piden ayuda mientras Jaldo y Manzur observan. (Dibujo: NOVA)

La precarización de los salarios de los trabajadores sanitarios en la provincia continúa su escalada de conflictividad al mismo tiempo que el Gobierno decide mirar para otro lado.

A pocas semanas de las elecciones del 14 de mayo, el malestar del sector no parece ser tenido en cuenta por la dupla Juan Manzur - Osvaldo Jaldo. El paupérrimo acuerdo salarial alcanzado con gremios sanitarios ligados al oficialismo intentó aplacar el descontento. Las protestas, sin embargo, continúan profundizándose y ya tuvieron repercusión nacional.

En rigor, si al oficialismo este reclamo puede llegar a inquietarlo, no tendrá que ver con la delicada situación socioeconómica de los médicos estatales o las medidas de fuerza que se tomen en pleno contexto de epidemia por dengue. Aunque estas deberían ser las razones más lógicas para un Gobierno dice identificarse con políticas progresistas, el escozor de los candidatos sólo lo causa el hecho de que estas protestas alcancen impacto mediático más allá de las fronteras del latifundio que regentean.

Inoportuna tensión mientras los muertos y miles de contagiados por la epidemia de dengue más grande de la historia azota la provincia. Los manifestantes, más allá de una actualización de sus ingresos, sostienen que sus reclamos van más allá de lo salarial.

El panorama que describen abraza la penuria. No dudan en denunciar que el sistema está colapsado por el incremento de contagios. En la puerta de las abarrotadas guardias pueden verse largas colas de personas en muy mal estado, muchas de ellas sentadas en las veredas, bajo el sol. Postales de Tucumán.

La reacción del Gobierno, ante esto, fue firmar el mencionado acuerdo salarial con los gremios afines. En paralelo, la tropa se alineó para unificar un discurso tendiente a minimizar las denuncias de los médicos más díscolos.

Los argumentos se sustentaron en responsabilizar a la población por no descacharrar las casas para impedir la proliferación de mosquitos. Más allá de la innegable responsabilidad individual dentro de este tremendo impacto sanitario que padece Tucumán, la excusa del Gobierno terminó enfureciendo aún más ya no sólo a los médicos, sino a la población en general.

El plan “paños fríos” comenzó a ejecutarse tras este traspié. El ministro de Salud, Luis Medina Ruiz, recorrió algunos hospitales y se animó a afirmar que había un “amesetamiento” en las consultas por dengue. En paralelo, el gobernador Juan Manzur (candidato a vicegobernador de Osvaldo Jaldo), relativizó el reclamo del Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas) y fue por el camino previsible: “arreglamos con la mayoría de los gremios de la salud. Con ellos (en referencia a los trabajadores rebeldes) habrá que ver cómo seguimos conversando”. Si con esto pretendían acercar posiciones, lograron todo lo contrario.

Por todo esto, la campanita que caracteriza la lucha de Sitas y los trabajadores de la salud, seguirá sonando frente a Casa de Gobierno. Un instrumento que se constituyó en un símbolo de denuncia por el estado sanitario de la provincia y de reivindicación salarial.

La misma campana que comenzó a sonar hace 14 años en plaza Independencia ante la precariedad laboral del peronismo, desde José Alperovich hasta Manzur. En el medio, los trabajadores soportaron aprietes, una pandemia que se llevó la vida de varios de ellos y hoy, un presente que no mejora en nada lo vivido.

“La campana es algo que no se perdió; un instrumento de lucha que, simbólicamente, representa el ruido, la protesta”, afirman los médicos en una de sus permanentes concentraciones en plaza Independencia. Un sonido cuyo significado es la resistencia al régimen que los oprime. Resonará mientras continúe la precarización a las que se los somete pese a los oídos sordos de en Casa de Gobierno.

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