En un intento de mostrarse equilibrado, Jaldo también llamó a “respetar el veredicto” judicial, aunque su discurso evidenció una doble vara. Por un lado, se manifestó a favor del respeto institucional; por otro, sostuvo sin reparos su respaldo a una dirigente condenada por delitos contra el Estado.

“Nos hemos solidarizado con nuestra presidenta del Partido Justicialista”, declaró ante la prensa, reafirmando una postura que muchos consideran incompatible con el compromiso ético que debería asumir cualquier funcionario ante hechos de corrupción.

El mandatario provincial recalcó los cargos que ocupó Fernández de Kirchner, como si su trayectoria política pudiera borrar la gravedad de las pruebas que motivaron la condena. “Es ex presidenta de la República Argentina y ha sido vicepresidenta”, dijo, sin hacer mención alguna al daño institucional que implican los hechos por los que fue condenada.

“En democracia hay que respetar el funcionamiento de las instituciones”, afirmó Jaldo, aunque sus propias palabras lo desmienten: respaldar a una dirigente condenada por corrupción y seguir rindiéndole pleitesía partidaria pone en tela de juicio su compromiso real con la institucionalidad.

Lejos de tomar distancia de quien deberá cumplir una pena efectiva, el gobernador insistió en que el peronismo tucumano “va a acompañar desde Tucumán” a la expresidenta. “Vamos a esperar; pero, por sobre todas las cosas, vamos a seguir gobernando la provincia”, concluyó, en un mensaje que parece minimizar la gravedad del fallo judicial.

Finalmente, Jaldo reiteró que “la prioridad es la institucionalidad”, una afirmación que contrasta con sus propios actos: respaldar a una dirigente condenada por corrupción no es precisamente un ejemplo de respeto a las instituciones.