Panorama Político de Tucumán
La victoria es suya

Jaldo perpetúa el poder del peronismo tras una campaña tan millonaria como desgastante

Osvaldo Jaldo llegó a la Casa de Gobierno. (Dibujo: NOVA)

Este domingo, los tucumanos ratificaron el poder del justicialismo en la provincia y con un amplio margen designaron a Osvaldo Jaldo como futuro gobernador por los próximos cuatro años. Hablamos de un feudo en manos del peronismo desde el retorno de la democracia, en 1983, con el paréntesis de la gestión de Antonio Domingo Bussi, entre 1995 y 1999.

Se esperaba una elección más reñida que en otras ocasiones. Sin embargo, la derrota del referente radical, Roberto Sánchez, fue contundente. Por esto, ni bien dieron a conocerse los primeros cómputos, pasadas las 22, desde la Nación comenzaron a frotarse las manos para sacar rédito político del triunfo oficialista.

El primero que no titubeó en venir a Tucumán fue el ministro del Interior de la Nación, Eduardo “Wado” de Pedro. El referente kirchnerista, en carrera por encabezar la fórmula bendecida por Cristina para las PASO presidenciales, rápido de reflejos, se anticipó a todos y el mismo domingo a la noche vino a levantar la mano de Jaldo. En su discurso, Wado recordó el fallo de la Corte Suprema que frenó las ambiciones de Juan Manzur de integrar por quinta vez la fórmula que encabeza el Poder Ejecutivo provincial, algo que chocaba contra los principios de la alternancia básicos en un sistema democrático.

Más allá de la solidaridad del ministro nacional con Manzur, muchos especularon si su urgente visita a Tucumán se vinculó a los rumores en torno a posicionar al actual mandatario como integrante de una posible fórmula presidencial. La presencia de un gobernador en la lista de las primarias parece ser la estrategia electoral que más fuerza toma por estos días. Las acciones de Manzur, tras el contundente triunfo, se valorizaron.

Pese al intento de nacionalización del triunfo del Frente de Todos en Tucumán, no debe dejar de tenerse en cuenta la fecha elegida para las elecciones las cuales, originalmente fueron convocadas para el 14 de mayo y luego postergadas para el 11 de junio por el mencionado fallo de la Corte ¿Qué importancia tuvo la fecha?

Más allá de la presencia de Wado de Pedro, la Provincia, como muchos otros distritos, quiso separarse lo máximo posible de cualquier vinculación con el Gobierno nacional. Una decisión lógica que encuentra sustento en los recientes triunfos oficialistas en varias provincias. Nadie quiso quedar pegado con el fracaso de la gestión de los Fernández.

A propósito de esto, fiel a su estilo, recién este lunes llegará a la provincia el presidente Alberto Fernández. Pese a sus apetencias, no se vislumbra mucho margen de capitalización a su favor de este triunfo. Su candidato, Daniel Scioli, lejos estuvo de empaparse del éxito jaldista.

El triunfo del Jaldo fue el desenlace de una campaña onerosa y desgastante. Se dispuso todo el aparato estatal y partidas millonarias para solventar la campaña. Miles de taxistas, autos particulares, punteros políticos, bolsones de mercadería, fiscales de mesa y operadores de turno desplegaron una maquinaria brutal en beneficio del Frente de Todos en la provincia. Clientelismo en su máxima expresión.

Otro factor fundamental que sustentó el éxito del oficialismo en Tucumán es el propio sistema electoral el cual conspira en favor de la continuidad del peronismo en el poder desde hace 24 años. En Tucumán rige lo que se denominan “acoples”, muy similar a la Ley de Lemas. Se trata de listas colectoras que suman para una fórmula de gobernador o intendente, y las bancas de legislador o concejal, respectivamente, se distribuyen por D’Hondt.

Para tener una noción de la colosal ventaja que el Gobierno tiene a favor con este sistema, vale analizar la cantidad de acoples que aportaron votos en beneficio de las aspiraciones de Jaldo y el devenido futuro vicegobernador, Miguel Acevedo. Para estas elecciones se presentaron 61 acoples en el Frente de Todos y apenas 15, en Juntos por el Cambio. El resto de las agrupaciones tuvo listas únicas de candidatos a legislador y concejal, según el caso. Una diferencia abismal sostenida por un aparato sin escrúpulos a la hora de disponer fondos públicos para sostener al régimen.

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