“Los familiares de los imputados dicen que yo los persigo, pero no es así. Ellos son los culpables. Lo vengo sosteniendo desde hace cuatro años y medio y ahora están las pruebas a la vista”, indicó Pedro.

El hombre dijo que “estas lacras se hicieron jueces de la vida de mi hija, La violaron, torturaron, mataron y la tiraron en un cañaveral cerca de mi casa. Espero que le den perpetua y que paguen por lo que hicieron”.

“No me puedo sacar la imagen de mi cabeza de mi hija fallecida. La desfiguraron. Estaba con quemaduras de cigarrillos, la mandíbula fracturada de un fierrazo, y asfixiada. Se ve que ella resistió todo lo que pudo, hasta ya quedarse sin fuerzas”, agregó el padre de Priscila.

Guillermo Puig, Patricio Prado y Eduardo Romero Lascano son los jueces que llevan adelante el proceso. “Yo creo en la justicia. Las fiscales efectuaron un trabajo impecable, Solo espero una sentencia contundente”, señaló Pedro.

Priscila fue vista con vida por última vez el 22 de julio de 2018 cuando a las 7.30 de la mañana salió de trabajar en un hotel alojamiento.

Cuando se encontraba en la parada de colectivo fue raptada por un hombre que se movilizaba en una camioneta, el que la llevó a una casa en el barrio Elena White.
En esa propiedad la mantuvieron privada de libertad, abusaron de ella y la torturaron hasta la muerte.

El rastreo de su celular fue clave para la pesquisa. Dos de los nueve implicados ya fallecieron. Lo indignante es que tras permanecer con prisión preventiva un año y unos meses cuatro fueron liberados.

Los imputados están acusados de privación ilegal de libertad en concurso real con homicidio agravado.

Priscila tenía un hijo de 3 años cuando terminaron con su vida. El próximo martes Pedro tendrá la posibilidad de hablar en el juicio luego de los alegatos.

El padre de Priscila tendrá como todos estos días a los asesinos de su hija frente a él. Los jueces luego fijarán la fecha para informar la sentencia.

En el debate, la semana pasada, la fiscala Estela Giffoniello pidió la detención de la imputada Vanesa Argota, ante la incomparecencia de la misma y a los fines de garantizar su presencia en el juicio.

Sobre las próximas jornadas, se adelantó que se espera para mañana la declaración del profesional del Cuerpo Médico Forense (CMF) que practicó la autopsia; y de los expertos en genética (respecto a las pericias de ADN) y en informática (sobre los análisis a celulares) del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF).

Al juicio llegaron como coautores responsables y voluntarios por el delito de privación ilegítima de la libertad en concurso real con homicidio agravado por ensañamiento: Juan José Dante Gómez, Facundo Damián Miranda, Walter Patricio Miranda, Franco Emanuel Ogas y Yanina Paola Rojas.

Por su parte, Víctor Hugo Carabajal fue acusado como partícipe necesario y voluntario de los hechos investigados. En tanto, Luciana Erika Solange Alderete y Verónica Vanesa Argota fueron imputadas como autoras de "encubrimiento".

De acuerdo a la instrucción penal, a las 7.30 del 22 de julio de 2018, Priscila salió de su trabajo, un hotel alojamiento ubicado junto a la ruta 301.

En esas circunstancias fue interceptada por Juan José Dante "El Salteño" Gómez, quien mediante engaños la llevó hasta una vivienda sin moradores en el barrio Ampliación Elena White, donde se encontraban: Héctor Jesús "Pocho" Ledesma, Walter Patricio "Borolo" Miranda, Franco Emanuel Ogas, Facundo Damián "Cancán" Miranda y Yanina Paola "Kingkona" Rojas.

En ese lugar, mantuvieron privada de la libertad y despojaron de su celular a Priscila, a quien le propinaron golpes en el rostro y en otras partes del cuerpo con un elemento contundente, agrediéndola también con golpes de puño y patadas; además, comprimieron su cuello para asfixiarla, produciendo como consecuencia una gran agonía y posterior fallecimiento.

Luego, a los fines de evitar ser descubiertos, rompieron el teléfono de la víctima y lo ocultaron en el fondo de la casa de "Borolo" Miranda, en el mismo barrio.

Los captores, todos ellos adictos a las drogas, según costa en los informes y declaraciones, golpearon a Priscila: "Haciéndole padecer sufrimientos extraordinarios por la brutalidad con que la atacaron".

Con la finalidad de hacer desaparecer su cuerpo, lo cargaron en una camioneta y lo depositaron, tiempo después, en una finca de caña cerca al lugar donde residía la víctima junto a su familia.

El 31 de julio, el cadáver de la joven fue hallado en un cañaveral ubicado a la vera de la ruta 301, en la localidad de San Pablo.