Política
Volver al pasado

El Canal del desastre: Jaldo mete a otro dinosaurio para tapar la mugre de su propia ineptitud

De Narizota a Nicastro: Osvaldo Jaldo cambia la cara del desastre, pero el olor no se va. (Foto: CHAT GPT-IA)

La “renovación” que propone Osvaldo Jaldo tiene gusto a carne podrida. Después de dos años de escándalos, desmanejo y una gestión que dio vergüenza ajena, echó por la ventana a Ingrid Lausberg de la dirección de Canal 10.

Pero lejos de asumir que fue una cagada suya, Jaldo se disfraza de salvador y mete por la ventana a Vicente Nicastro, un tipo de su riñón más rancio, que ya le cebaba mates en 2014 cuando ambos bailaban al ritmo de José Alperovich, ese exgobernador con más causas que méritos.

El Decreto número 520, firmado junto al ministro de Economía, Daniel Abad, lo oficializa: Nicastro va a “enderezar el barco”. ¿Qué barco, gobernador? ¡Si el canal está más hundido que el Titanic! Lo único que flota es el olor a corrupción, amiguismo y un manejo tan turbio que ni el barro del Río Salí se anima a competir.

A la par, nombran como síndico a Lucas Aníbal González. Otro nombre que nadie conoce, pero seguro aparece en algún asado oficialista o lista de favores pendientes. Total, hay que llenar sillas para justificar sueldos estatales.

La gestión de Lausberg fue un sketch de Diego Capusotto, pero sin gracia: sumó conflictos laborales, denuncias, peleas internas, papelones mediáticos, auditorías truchas y una enfermiza obsesión con salir en cámara más que con hacer funcionar el canal.

La querían para “ordenar la gestión” y terminó dejando una bomba a punto de estallar. “Si la ponían de maestranza andaba mejor”, dijo un trabajador del canal, entre la bronca y el sarcasmo.

Pero lo más grave no es el circo de esta señora, sino quién la puso ahí: Jaldo, que sabía perfectamente el prontuario de la “Petera”, apodo que ya forma parte del folclore oscuro del poder tucumano, y aun así la nombró.

¿Por qué? Porque Canal 10 no era “prioridad”. Porque total, si se incendia el canal, lo apagan con pauta oficial. Así se maneja el gobernador: con desprecio a los recursos públicos, a los trabajadores y a la inteligencia de la gente.

Y como si fuera poco, ahora pretende hacernos creer que mete a Nicastro para “limpiar”. Un contador de la vieja escuela política, sin una sola idea fresca, sin experiencia en medios, pero con un CV repleto de cargos a dedo. Jaldo cambia figuritas repetidas y nos quiere vender que renovó el álbum.

Encima, las auditorías internas que podrían haber derivado en causas por administración fraudulenta fueron fondeadas, maquilladas o directamente cajoneadas.

¿Quién lo permitió? El mismo tipo que ahora se hace el justiciero: Jaldo, el tapador serial de cagadas propias. Ya le había perdonado varias a “Narizota”, como le dicen puertas adentro, y cuando el quilombo ya no se podía tapar con un graf, la echó para seguir sosteniendo la careta.

Canal 10 no se salva ni con diez Nicastros. Porque el problema no es la gestión de turno. El problema es la matriz: medios estatales usados como búnker político, pantallas convertidas en pasarelas de ego y una gobernación que sigue tratando al Estado como si fuera su club de amigos.

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