Política
Internas de la "rosca"

Cómo juegan los intendentes de la UCR que tensan la interna de JxC en Tucumán

Juntos por el Cambio busca quedarse con el Gobierno. (Dibujo: NOVA)

El inicio de un año que estará atravesado por las elecciones provinciales y nacionales encontró a las principales figuras de Juntos por el Cambio en la provincia con un escenario que se parece a un campo minado, en donde nadie se atreve a dar un paso en falso porque podría hacer volar por los aires los endebles acuerdos que sostienen a la coalición opositora, que aún no pudo definir a la fórmula para la gobernación que deberá competir con el oficialismo el próximo 14 de mayo.

La territorialidad es un factor clave para pescar votos y por eso juegan un rol determinante los intendentes radicales que gobiernan tres de los 19 municipios tucumanos: Mariano Campero, en Yerba Buena; Sebastián Salazar, en Bella Vista, y Alejandro Molinuevo, en Concepción.

Este último sucedió al ahora diputado y presidente de la UCR tucumana, Roberto Sánchez, que renunció a esa función para llegar al Congreso, tal como lo había prometido en su campaña, si llegaba a ser electo. Cumplió.

El último día hábil de 2022, a horas del brindis, los tres intendentes estuvieron en la Casa de Gobierno tucumana junto al gobernador interino Osvaldo Jaldo. El encuentro giró en torno de cuestiones relacionadas con obras públicas y con el calendario electoral, según se dejó trascender.

Podría haber sido una reunión más de las numerosas que mantuvieron durante el año, pero no. Fue un día después de que los principales referentes de la vocería radical provincial pusieran el grito en el cielo, acusando al Ejecutivo tucumano de discriminar en la distribución de fondos públicos a las municipalidades en manos rojiblancas y en favor de nueve intendencias peronistas, entre los días 12 y 13 de diciembre, de acuerdo al Boletín Oficial.

En varios decretos hubo recursos para Aguilares (550 millones), Banda del Río Salí (500 millones), Famaillá (300 millones), Burruyacu (215 millones), Juan Bautista Alberdi (180 millones), Lules (160 millones), Monteros (135 millones), Graneros (95 millones) y Trancas (90 millones).

Cuando parecía presagiarse una tormenta, la reunión de los tres jefes municipales la desactivó. Luego del cónclave con Jaldo, el tridente coincidió en declarar que no se sintieron discriminados por el Poder Ejecutivo tucumano en el giro de asistencias financieras, aunque también señalaron que debe modificarse cuanto antes la ley provincial que determina cómo se coparticipan los recursos.

"No me siento discriminado porque hacemos planteos y somos escuchados", señaló Salazar. "Demostramos que sabemos gobernar y que tenemos un criterio de diálogo que cada día da sus frutos en las gobernanzas locales. Tenemos diferencias políticas y nos vamos a enfrentar en las elecciones, pero no hemos entrado en conflicto personal con el gobernador, lo que se propicia es el diálogo con respeto", destacó Campero, en un mensaje que pareció dirigido al intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, la pata tucumana del espacio que responde al presidenciable PRO Horacio Rodríguez Larreta.

Alfaro disputa con Sánchez la candidatura a la gobernación y a la vez mantiene un duro enfrentamiento con Jaldo. Unas horas antes del encuentro en la Casa de Gobierno tucumana, Alfaro también se había subido al globo de críticas que se desinfló en un abrir y cerrar de ojos.

Esta última movida del año de los intendentes boinas blancas tensó las relaciones en la versión tucumana de JxC porque el tridente apoya a Sánchez en la disputa con Alfaro.

De sus manos, el diputado ya recorre el interior provincial junto a quien presentó como su compañero de fórmula, el ruralista Sebastián Murga, del partido CREO. Además, la foto con Jaldo también descolocó a referentes del radicalismo crítico del oficialismo tucumano, como al legislador provincial José Ascárate, que actúa en tándem con el exsenador José Cano, quienes mantienen una posición distante con Sánchez al interior de la UCR local. Entre las razones de esas diferencias se cuenta haber elegido a Murga como candidato a vice sin haberlo consultado con el partido.

En el medio, se sabe que Salazar y Campero recorren sus segundos mandatos, por lo que no pueden ser reelectos, aunque en en entorno de ambos ya se barajan nombres que garantizarían la continuidad de las políticas y parte de los actuales equipos de gestión.

En el caso de Salazar, es un secreto a voces que buscaría que Ana Paula Quiles, presidente del Concejo Deliberante de Bella Vista y su esposa, sea la candidata a sucederlo.

Por el lado de Campero, los nombres de mayor peso de los que saldría el candidato a intendente son los de Manuel Courel, el jefe de gabinete municipal, y Pablo Macchiarola, secretario de Gobierno, ambos radicales. Tanto Salazar como Campero aspirarían a ocupar bancas en la Legislatura tucumana. Molinuevo, habilitado a competir, es el candidato de la oposición para conservar la intendencia de Concepción.

En este escenario que se parece al juego del Antón Pirulero, una disputa interna en JxC (que sería abierta y empuja Sánchez con sus socios) parecería estar más lejos que nunca para definir la fórmula que enfrentará al peronismo.

El cierre y arranque de año fue con diálogo igual a cero y para una interna se necesitan no menos de 60 días de armado, mucho diálogo (según los conocedores de articular este tipo de contiendas) y se requiere también de varios millones para garantizar mesas, urnas, pago de presidentes de mesas, fiscales y movilización, fondos que deberían salir de los propios partidos. Hasta ahora, nada se avanzó en este terreno. La oposición tucumana atraviesa una de sus etapas más inciertas, a menos de 130 días del 14 de mayo.

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