El actual gobernador de Tucumán, todavía grogui por los dos fuertes golpes recibidos, deberá barajar y dar de nuevo en sus aspiraciones de seguir manteniendo poder y cargos en el Estado. Por eso, nueva apuesta más inmediata será ocupar una banca en el Senado de Nación en reemplazo de Pablo Yedlin quien encabeza la lista de diputados del oficialismo para las próximas elecciones. Un aliciente muy lejano a sus apetencias.

Más allá de los porrazos y los nuevos espacios a los que podrá aspirar, Manzur tiene adelante un desafío aún mayor: sobrevivir en su permanente búsqueda de poder. Ya no se habla de éxito, sino de supervivencia. El giro es brusco. Antes de definirse la fórmula presidencial, ostentaba el supuesto apoyo de gobernadores justicialistas, gremios, sectores empresariales y hasta el de Cristina. En horas, todos estos mismos sectores que lo empoderaban salieron a posicionarse tras la figura de Sergio Massa. El juego de la política que tantas veces le sonrió ahora le resulta esquivo al mandatario provincial.

Mientras Manzur y su séquito se preparaban para descorchar el ascenso político, desde las sombras, Massa desplegó todo su arsenal estratégico y de influencias para posicionarse como el candidato más fuerte del oficialismo. Vendió el dogma de la “lista de unidad” y, gracias a esto, consiguió lo que pretendió desde el primer momento en el que se animó a hacerse cargo del Ministerio de Economía en un país en llamas.

Objetivo cumplido en lo político mientras suenan todas las alarmas por su, hasta ahora, ineficaz labor como titular del ministerio más importante del país. Surge así el inevitable interrogante sobre el éxito que podrá tener Massa en su candidatura con una inflación, más cercana a la híper, que a su promesa de alcanzar el 3 por ciento mensual.

En este juego de poder, el pragmatismo manda y Massa es un claro ejemplo de esto. Por eso, no sorprendió que haya trascendido el encuentro organizado este viernes entre el candidato presidencial, Manzur y el electo Osvaldo Jaldo.

Massa comenzó su ronda de encuentros y reuniones para consolidar y tantear posibles respaldos en los comicios. Uno de sus pilares será el apoyo de los gobernadores, incluido Manzur.

Existe un lógico temor en el frente Unión por la Patria sobre el rol y compromiso que tendrán los mandatarios provinciales en las elecciones nacionales. La mayoría decidió convocar a los comicios locales en fechas separadas de las PASO para no quedar pegados al fracaso del gobierno de Alberto y Cristina Fernández. Elecciones provinciales que implicaron un uso descomunal de fondos para sostener el aparato que los mantiene en el gobierno. Frente a esto, hay muchas dudas si los gobernadores sostendrán ese nivel de entrega y despilfarro a la hora de apoyar la candidatura massista.

Junto a esto, el encuentro con Manzur permitirá al mandatario tantear algún espacio en un posible gabinete bajo el mando de Massa. Una idea que hoy parece bastante lejana, dadas las encuestas.

Interesante, además, será descubrir cuál será el rol de Massa el próximo 9 de Julio. Ese día finalizará el proceso de llenado del gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que llevará el gas desde Vaca Muerta a la localidad de Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires. Momento fijado para la inauguración oficial de este primer tramo del ducto por lo que se espera la presencia de todo el gabinete nacional. Se presume que Manzur, en señal de apoyo, también querrá tener en Tucumán al candidato de la unidad de su partido, más allá del presidente Alberto Fernández. ¿Vendrá Massa a Tucumán? Por las dudas, en el entorno manzurista ya aprendieron que descorchar antes de tiempo puede resultar bastante doloroso.