La Provincia
Desidia

El Gobierno de Osvaldo Jaldo deja que sus ciudadanos respiren aire siete veces más contaminado que los límites seguros

Osvaldo Jaldo ignora la problemática ambiental y deja a la provincia más contaminada que nunca. (Dibujo: NOVA)

Un informe del Laboratorio de Estudios Atmosféricos de Inquinoa (UNT-Conicet) confirma que los tucumanos respiran aire con niveles de partículas PM2.5 que superan los 100 microgramos por metro cúbico, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no exceder los 15.

Es decir, un aire siete veces más tóxico de lo considerado seguro.

Esta realidad, que se repite cada invierno como una condena silenciosa, expone el fracaso sistemático de un Gobierno provincial que convirtió la salud pública en variable de ajuste.

Mientras las montañas que rodean Tucumán "encastran" la polución impidiendo su dispersión, las autoridades parecen igualmente inmóviles ante una crisis sanitaria que mata lentamente.

Los efectos son devastadores: crisis asmáticas, enfermedades cardiovasculares, muerte prematura en casos graves.

Los investigadores ya demostraron que durante la zafra aumentan dramáticamente los síntomas respiratorios en niños de 7 a 11 años.

Pero el Gobierno de Osvaldo Jaldo sigue permitiendo quemas agrícolas ilegales y mirando hacia otro lado ante la actividad industrial descontrolada.

La paradoja es cruel: mientras universidades extranjeras como la de Chicago financian el monitoreo de la calidad del aire tucumano con fondos de Estados Unidos, Francia y Alemania, la propia provincia nunca destinó un peso para sostener o ampliar estos sistemas de medición.

El gobierno nacional tampoco: interrumpió los aportes tras el cambio de gestión.

Tucumán se ha resignado a una "postal" invernal donde no se ve el cerro por la contaminación.

Esa normalización del horror es quizás el triunfo más perverso de una gestión que prefiere la indiferencia ante una emergencia sanitaria evitable.

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