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Jaldo protagoniza nuevo escándalo: niega amenazas tras ser denunciado públicamente por intendente radical

Osvaldo Jaldo habría amenazado al intendente Alejandro Molinuevo.

El gobernador Osvaldo Jaldo volvió a quedar en el centro de la polémica tras ser acusado públicamente de amenazar al intendente radical de Concepción, Alejandro Molinuevo, por WhatsApp.

El conflicto, que gira en torno a las obras de la ruta 329, expone una vez más los métodos intimidatorios que caracterizan la gestión del mandatario peronista.

El pasado viernes, Molinuevo reveló a la prensa que Jaldo lo amenazó a través de un mensaje de WhatsApp.

"Me dijo que no me haga el vivo porque ya iba a ver", denunció el dirigente radical, explicando que esa fue la reacción del gobernador ante sus críticas por retirar las máquinas de Vialidad que trabajaban en el proyecto, ocasionando demoras injustificadas.

Ante la exposición pública de sus métodos, Jaldo intentó el lunes una defensa poco convincente.

"¿El gobernador tiene necesidad de amenazar al intendente? Yo simplemente le dije que diga la verdad", sostuvo con una argumentación que confirma la existencia del mensaje intimidatorio.

Su justificación posterior resulta aún más reveladora: "Si eso se interpreta como amenazar es problema de él, no mío".

La actitud del gobernador evidencia un patrón preocupante de comportamiento autoritario.

En lugar de explicar los motivos técnicos del retiro de maquinarias, Jaldo optó por la intimidación personal y luego por desestimar la gravedad de sus actos.

Esta conducta confirma las denuncias sobre su estilo de gobierno basado en presiones y aprietes.

Para desviar la atención, Jaldo intentó cargar contra la gestión municipal, arremetiendo contra Molinuevo y su antecesor Roberto Sánchez.

Sin embargo, su ataque solo expone la contradicción de criticar a quienes solicitan ayuda provincial para una obra que, según él mismo admite, corresponde completar a la Provincia.

El episodio refleja la incapacidad del Gobierno provincial para mantener relaciones institucionales civilizadas, recurriendo sistemáticamente a métodos de amedrentamiento cuando enfrenta críticas legítimas.

La negativa posterior a reconocer lo inapropiado de sus actos demuestra una preocupante falta de autocrítica y responsabilidad institucional.

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