De cuidacoches al poder: la ascendente carrera de la “Petera Lausberg” y su paso arrasador por Canal 10

Con sed de vedetismo y protagonismo, Ingrid Lausberg empezó a cranear por dónde podía hacerse conocida. Así profundizó su rol de columnista pedorra en el pedorro programa Primera Plana, de Canal 10, donde se colgó de las causas que le dieran cámara, como la defensa de los vulnerables trapitos y cuidacoches, en el recóndito universo tucumano.
Cuando la nombraron directora del canal, nadie entendía cómo una figura con semejante escasez de currículum podía llegar a un puesto así. Pero claro, el nombramiento de la “Petera Lasuberg” fue de golpe y porrazo, aunque no sorprendió a todos.
Entre los que no se asombraron estaban el exsenador Javier Morof, primero peronista, ahora jaldista, hoy parte del gobierno de Osvaldo Jaldo y conocido por haber defendido al genocida Bussi, y también Daniel Leiva, Ministro de Justicia de Tucumán, denunciado por prevaricato, entre otras perlas. Un entramado de favores, padrinazgos y negocios que explican el ascenso.
La debacle de Canal 10: ignorancia, derroche y verso barato
Lausberg llegó sin saber nada: ni de dirección, ni de comunicación, ni de contenidos, ni mucho menos de gestión. Ni su vida podía gestionar. Con un historial privado marcado por el fracaso, se convirtió en el típico caso de tilinga que abre la argolla para el puestito. Sus intervenciones sobre derecho o política eran tan pobres que nadie lograba entender cómo había llegado hasta ahí.
Su gestión fue desastrosa, incluso peor que las anteriores. Jaldo le perdonó muchas, pero llegó un momento en que no aguantó más la mezcla de brutalidad e histeriqueo. Lausberg creyó que con un cambio de look y discursitos de cotillón sobre pluralidad y democracia informativa iba a engañar a todos.
Mientras el canal se fundía y los empleados pedían recomposición salarial, ella se la pasaba pelotudeando: viajecitos, eventos, cámaras, y convenios millonarios con AGNaum (la concesionaria de José Alperovich) e InTucumán, donde tiene injerencia Felipe “Pija Corta” Seia, según la auditoría.
El canal venía en caída libre desde hace años, pero su gestión profundizó la ruina. Programación de mierda, descontrol administrativo, y un agujero económico cada vez mayor que pagamos todos.
Y mientras tanto, la “Petera Dos Neuronas” dilapidaba lo poco que quedaba, firmando convenios fantasmas, conduciendo programas pedorros que ni Seia miraba, y exhibiéndose como salvadora. La UTN tuvo que meter 250 millones para un salvataje que ella misma sabía que no iba a servir de nada. Pero como buena tilinga psicópata, le importó tres huevos.
En medio de la crisis, todavía se animó a conducir un programa en homenaje a la mujer. Un acto de cinismo total, viniendo de quien tiene un historial íntimo marcado por la hipocresía y la manipulación.
Lausberg, la misma que concibió una hija putaneando, que quiso abortarla, que intentó negarle la paternidad a un pobre tipo que ni sabía con cuántos más se acostaba la madre, ahora se erige como defensora de la mujer.
La misma que trepó a base de favores sexuales, que no respetó a ningún hombre, que fue una vergüenza como madre y como mujer. Su discurso feminista es tan falso como todo lo que construyó.
Auditoría lapidaria: fraude, corrupción y cero consecuencias
Su paso por Canal 10 dejó una herencia económica y administrativa catastrófica. Lo irónico es que la auditoría del Tribunal de Cuentas se inició gracias a sus propias denuncias internas, pero terminó revelando su propia complicidad.
Un juicio contra la UNT, mal llevado por ella, caducó por negligencia, obligando al gobierno a pagar honorarios millonarios. “Este juicio le cuesta millones al Estado”, dijo un auditor.
Pero eso fue apenas el principio. La auditoría reveló maniobras completamente fuera de la ley: duplicación de facturas, presupuestos truchos, facturas falsas y pagos a terceros, todo encuadrado como administración fraudulenta agravada en perjuicio del Estado. Una estafa lisa y llana.
Además, Canal 10, bajo su gestión, le cobraba al gobierno provincial un 600 por ciento más caro por segundo publicitario que a clientes privados. ¿Uno de esos clientes? AGNaumCorp, con Felipe “Trapito” Seia manejando la estrategia de marketing. Le vendían pauta al gobierno como si fuera un enemigo.
De hecho, el descontrol fue tal que Jaldo tuvo que cambiar el sistema de asignación de pauta oficial. Incluso le cobraban el doble al Ejecutivo que a la Legislatura por el mismo servicio.